miércoles, 29 de enero de 2014

Arenas - Araña

Volvieras a ver esta cara, deshecha,
añejada y oxidada,
tus ojos vieran de nuevo estas pupilas,
cegadas, blanqueadas por la sal.

Supieras cómo fui, y como estuve,
anhelaras quizás, oír nuevamente mis gritos,
tus manos tomaran otra vez mi pelo,
que ahora es como las hojas de otoño.

Besaras una última vez mis labios quebrados,
la sal, mujer, la sal...

Recorrieras, acaso, los caminos sin vuelta,
miraras, sin ánimos, los parajes muertos,
los cuervos, las gaviotas y tus rejas.
Quebraras sin fin los vitrales de nuestra catedral,
bebieras sin sed, ahogándote en mi ira,

te hundieras por fin, en el mar de mi memoria.

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